Page 120 - Abril de Golpe y Contragolpe
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Las huellas del golpe
No recuerda la hora exacta, pero sí la alerta que repetía
la voz al otro lado del teléfono: “Hay que salir corriendo
porque van a tomar Miraflores”. Doris Infante apenas pudo
asimilar la información, cuando tomó “palos de piñatas”
que encontró detrás de una puerta para distribuirlos
entre sus camaradas y emprender la marcha hacia Puente
Llaguno, escenario de una brutal masacre planificada por
un puñado de golpistas, avalados por Washington.
Era 11 de abril de 2002. Sus dedos índices y medios
entintados del carmesí de un viejo labial para trazar
líneas en las mejillas de sus compañeros a modo de “no
confundirnos con la gente de la oposición”. Intuían la 121
presencia de infiltrados, incluso llegaron a reconocer la
esposa del entonces político de derecha William Ojeda
entre el pelotón que se agolpó a escasos metros de la
sede del Gobierno Nacional.
Después de recorrer brevemente la avenida Baralt,
anticipando una posible incursión violenta de quienes