Page 813 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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          observadas. Su ingenio estratégico lo puso a prueba en la dosificada
          manera como le fue informando a la oficialidad los detalles del plan
          que había concebido, a la tropa, por su parte, se le notificaron las espe-
          cificidades de este, cuando ya estaban sobre el terreno. Las razones de
          esta sigilosa conducta son idénticas a las que lo llevaron a descartar que
          el ejército se acuartelara en el venidero invierno32, para evitar la des-
          motivación y no propiciar las deserciones. Como dato curioso, diremos
          que el comandante español, aunque entendió que estos fantasmas se

          abatirían sobre sus huestes, no tuvo otra alternativa, debido al descono-
          cimiento del entorno.
            Lograda la hazaña se le concedió ocho días a la tropa para que re-
          pusiera energías, al cabo de los cuales se dispusieron a atravesar el río
          Arauca, que ya anunciaba la crecida de sus aguas. Una vez en el Alto

          Apure celebró, en la desaparecida aldea del Setenta, una Junta de oficia-
          les superiores del ejército a la que expone —por vez primera— su plan
          de campaña para liberar la Nueva Granada. Las condiciones en que se
          desarrolló el referido cónclave son descritas por O’Leary quien destaca:
               En una choza arruinada de la desierta aldea de Setenta, a ori-
             llas del Apure, se decidió la invasión de la Nueva Granada. No
             había una mesa en aquella choza, ni más asiento que las calaveras
             de las reses que para racionar la tropa había matado, no hacía

          [32]_ Es prudente aclarar que lo que en el trópico se denomina invierno, no guarda se-
          mejanza con la estacionalidad de la zona templada. En esta, además de las publicitadas
          nevadas, lo característico es el descenso térmico; mientras que en nuestra zonalidad, lo
          definitorio son los elevados niveles de precipitación lluviosa, que no inciden, significa-
          tivamente, en las temperaturas. Tal confusión la aclara un clásico de la materia: “[las]
          voces de ‘invierno’ y ‘verano’… se popularizaron. Sin embargo, resulta inconveniente
          emplearlas en dicho sentido debido a la confusión de conceptos… para significar las
          dos estaciones térmicas extratropicales extremas: la fría y la cálida. Para evitar todo
          malentendido en vez de [esas] voces como expresión de mayor o menor lluviosidad,
          emplearemos para sustituirlas las denominaciones de ‘estación lluviosa’ y ‘estación
          seca’”. Vila, Pablo. (1969). Geografía de Venezuela, tomo 1, p. 180.
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