Page 704 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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702   Héctor Padrón



               Guayana se convirtió en el anhelado polo de poder geográfico, polí-
             tico y militar que por tanto tiempo deseó la causa patriótica. El bando
             realista controlaba el territorio central de Venezuela, y quizás por pri-
             mera vez los patriotas comprendieron que el movimiento estratégico
             que daría vuelta al conflicto no pasaba por la toma del poder en Cara-

             cas. El afianzamiento en Guayana le abría un corredor de operaciones al
             ejército independentista. Como Bolívar mismo lo dijera el 6 de agosto
             de 1817, en misiva dirigida al marqués del Toro:
                   Esta provincia es un punto capital, muy propio de ser defen-
                 dido, y aún más para ofender. Tomamos la espalda al enemigo
                 desde aquí hasta Santa Fe de Bogotá, y poseemos un inmenso te-
                 rritorio en una y otra ribera del Orinoco, Apure, Meta y Arauca .
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               Bolívar no se equivocaba. Será Guayana la región que le brindaría el
             apalancamiento para emprender la campaña de liberación de la Nueva

             Granada. Transcurrirían dos años y un día exactamente para que, con
             su tropa de llaneros montando al pelo, luego de cruzar los llanos anega-
             dos de Venezuela, tramontar la fiebre blanca de los páramos y descender
             hasta Boyacá después de setenta y ocho días de marcha, en el cruce

             del río Teatinos derrotaría a las tropas realistas y haría desaparecer para
             siempre lo que fue el virreinato de la Nueva Granada.
               Acerca de la entrada victoriosa de Bolívar a la capital virreinal cuenta
             Rufino Blanco Fombona que:

                   Cuando llega a Bogotá, en 1819, después del segundo Paso
                 de los Andes y de la Batalla de Boyacá, saluda por su nombre a
                 todo el mundo, incluso a personas de segundo orden que había
                 conocido durante su breve estada allí a fines de 1814. Algunas
                 de aquellas personas no las había visto quizás sino una sola vez.


             [1]_ Lecuna, Vicente. (1964). Cartas del Libertador, tomo 1, p. 291. Caracas: Banco
             de Venezuela-Fundación Vicente Lecuna.
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