Page 632 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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630   Omar Galíndez COlmenares



             que fue este “el periodo más glorioso de la vida pública del general
             Santander” .
                        18
               Pronto los delirios comienzan a enervar su espíritu. Una primera
             mácula ensombrece su conducta política. El cruel y sanguinario fusi-
             lamiento de Barreiro y treinta y ocho oficiales, ocurrido el 11 de oc-
             tubre de 1819. “Una crueldad inútil después de un triunfo decisivo”

             sentencia el historiador José Gil Fortoul . Muchos de los críticos de
                                                   19
             Bolívar por la “Guerra a Muerte” condenan sin ambages esta conducta
             desproporcionada y vengativa de Santander. Cuando ya la guerra no se
             hacía con el espíritu y el ambiente de aquel momento de la contienda
             bélica. Ahora la guerra era internacional, dos fuerzas beligerantes entre
             realistas españoles y americanos independentistas. El propio J. M Res-
             trepo asienta que el periodo de la acción pública de Santander se vio
             “deslucido por la decisión (personal e inconsulta), tomada a sangre fría

             de ordenar la matanza de los oficiales apresados en Boyacá”.
               Bolívar tenía pendiente un canje y presentar ante el mundo la forma
             de actuar con excelsa magnanimidad de la causa independentista co-
             lombiana, la cual fue frustrada por la precipitada decisión de Francisco
             de Paula.

               El Libertador, antes de salir de Bogotá, el 9 de septiembre, se dirigió al
             virrey Sámano a través de los padres capuchinos haciéndole la propuesta:
                   El ejército español que defendía el partido del rey en la Nueva
                 Granada está en nuestro poder por consecuencia de la gloriosa
                 jornada de Boyacá. El derecho de guerra nos autoriza para tomar
                 represalias; el derecho de guerra nos autoriza para destruir a los
                 destructores de nuestros prisioneros y de nuestros pacíficos ciu-
                 dadanos; pero yo; lejos de competir en maleficencia con nues-
                 tros enemigos, quiero colmarlos de generosidad por centésima


             [18]_ Ibid., p. 28.
             [19]_ Gil Fortoul, Op. cit., tomo I, p. 420.
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