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tomaron a las guacamayas, las cuales se convir-  instaló en una plaza circular en 1945. En la esta-
                tieron en bellas mujeres que aceptaron casarse   tua esculpida por Colina, se observa al cacique
                con ellos. Estas dos parejas supervivientes del   rodilla en tierra, sosteniendo las redes y demás
                diluvio, repoblaron la tierra de los cañarís. Des-  aparejos de pesca, dispuesto a lanzarlos al fon-
                de entonces, las guacamayas son aves sagradas   do de la laguna de Tacarigua en cumplimiento
                para los indígenas.                      a su inquebrantable juramento. Colina igual-
                Acercándonos a nuestras  latitudes, en plena   mente enfatiza a la guacamaya: una la esculpió
                zona central, en el estado Carabobo, una nue-  sobre la cabeza del cacique, otras cuatro, en
                va historia tiene como protagonista a la guaca-  las esquinas del pedestal, con las alas abiertas,
                maya. Se trata del mito del cacique Guacamayo   como  dispuestas  a  alzar  su  vuelo  majestuoso.
                que según se narra, resistió a los ataques de los   Los picos de las aves fungen como surtidores
                españoles en los preciosos y sagrados valles de   donde debe salir el agua que alimenta el pe-
                las etnias Tacarigua, cerca de las márgenes de la   queño estanque, observándose en la base del
                laguna de Tacarigua. Según nos refiere Antonio   paralelepípedo donde  descansa la  escultura
                Reyes en  Caciques aborígenes de Venezuela, el   alegórica del mítico guerrero, relieves de peces,
                cacique habría jurado: “mientras este suelo no   cangrejos, ranas y sapos, que recuerda a la fau-
                vuelva a ser libre, jamás volveré a ocuparme de   na de la laguna de Tacarigua.
                otra cosa que no sea expulsar a los intrusos blan-  Hablar de las guacamayas caraqueñas parece de
                cos hasta más allá del océano… y lanzó al mar   Perogrullo. Muchas son las versiones de cómo
                sus redes”. Las guacamayas despertaban interés,   llegaron a un paisaje que no les es familiar; lo
                respeto y veneración por parte de este guerrero,   cierto que desde hace más de dos décadas co-
                que usaba sus plumajes como dominante coro-  habitan con otros pájaros nativos del valle, por
                na, de ahí su nombre.                    lo que han ingresado al censo poblacional de la
                Alejandro Colina, el escultor por excelencia en   capital. Nos maravillan con sus ruidos, sus colo-
                la expresión pétrea de nuestros aborígenes y   res y como son gregarias, suelen pasar gran parte
                su cosmogonía, rindió homenaje en un monu-  del día descansando y socializando entre ellas en
                mento ubicado en la entrada de la urbanización   las ramas o en la copa de palmas, principalmente
                Carabobo, en la ciudad de Valencia, también co-  en el no menos solemne chaguaramo. En vuelo
                nocido como plaza El Indio. Esta obra que data   se le observa en parejas, las que se asocian con
                de 1942, curiosamente firmada por el artista,   otras parejas formando notorios grupos de más
                pues no acostumbraba hacerlo en sus obras, se   de una docena.



                      Guacamayas, la mítica iconografía...  ¦  75
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