Page 56 - Andrés Eloy Blanco para niñas y niños
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Y poblaban estancias y patios
                                              y claustros y torres,

                                              ruiseñores en jaulas de oro,
                                              ruiseñores enjaulas de bronce,
                                              y por eso al Castillo llamaban
                                              el Castillo de los Ruiseñores.
                                              Pero un día murió la doncella
                                              y el señor del Castillo encerróse
                                              para siempre en el frío aposento

                                              de la más invernal de las torres.
                                              Y por ser más igual con la Muerte
                                              y poner el silencio a sus órdenes,
                                              ordenó que en sus jaulas doradas
                                              cortaran las lenguas de los ruiseñores.
















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