Page 18 - Viaje a Sandino
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Tengo miedo, no de morir, sino de que me haya
olvidado la montaña, yo que tanto la caminé en vida
de mi padre; él no me perdonaría que ya no fuera el
jinete de mí mismo.
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La flauta sola, ni tan sola, había una pandereta
en las manos de colibrí de una india más bella que un
continente.
Pero la flauta, Dios mío, la flauta cantaba con luz
de ocaso la nostalgia del amanecer.
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Me destroza la vida con que he roto otras vidas,
sólo que no puedo arrepentirme del amor y si de
nuevo comenzara, de nuevo sería yo padeciendo el
espanto de mí, un hombre a quien encuentro, a veces.
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Hay llanto en este desafío. Tomé en mis manos
el fusil, mi compañero de viaje, no me lo quitarán, y
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