Page 351 - Todo César: Panorama de vida y obra
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350 Esa espiga sembrada en Carabobo


                ¡Supe que surgirías de las piedras, del polen,                        ¡Llego del sur de Chile,
                del cactus, de la arcilla, del maíz, de las aguas,                    del Arauco!
                de todo cuanto guardan las entrañas de América!                       ¡Me acompañan dos bravos
                ¡Y que mi ruda sangre vertida bajo sombras                            que alumbran con sus frentes!
                llevaría a la tuya el sol de sus crisoles!
                                                                                     (Otra Voz lejana grita)
                ¡Por eso estoy aquí, presente en Carabobo!
                ¡Y he de decirte hoy que nunca has de dormir,                         Voz: (Lejana)
                Bolívar, ni descansar, Bolívar!                                       ¡Lautaaaaaro!
                ¡Tu imagen, tu palabra, tu corazón,
                han de estar sobre América despiertos                                 Voz: (Otra Voz lejana grita)
                para siempre!                                                         ¡Colocolooooo!

                ¡Mientras en ella quede un blanco con cadenas,                       (Callan las voces)
                un indio con espinas, un negro maniatado,
                un pobre de hambres yerto,                                            VOZ: (Anterior: CAUPOLICÁN)
                tu espada ha de seguir,                                               Conmigo está mi pueblo
                Bolívar,                                                              multiplicando para guerrear
                sobre el fuego!                                                       las manos que una vez
                                                                                      por esa libertad,
               (Obscuro. Suenan varias quenas y golpean recios dos maderos. Una luz viva cae   que en tu mirada afirmas,
               sobre un tronco. De lejos llega otra Voz)                              me cortaron.
                                                                                      ¡En el fuerte madero que sostuve en mis hombros desde el alba hasta el alba,
                Voz:                                                                  te presentí Bolívar, sentí tu corazón, tu fuerza, tu quimera!
                ¡Despierto has de estar siempre, Bolívar,
                sí, despierto!                                                        ¡Anduve los caminos
                                                                                      que tus pasos ya buscan!
                Mujer I:                                                              ¡Supe que moverías las más altas montañas
                Tú, ¿quién eres?                                                      y los inmensos ríos!

               (Resuenan de nuevo los maderos)                                        ¡Los pantanos, los aires,
                                                                                      las lluvias, los samanes,
                VOZ:                                                                  para sembrar el grito
                ¡Caupolicán he sido, soy,                                             que mi garganta dijo
                seguiré siendo!                                                       en el Arauco frío!
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