Page 131 - Todo César: Panorama de vida y obra
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El            Para César Rengifo la realidad del barrio no olía a detritus, ni a basural dego-

                                                                                   llado por perros callejeros. Tampoco tenía ese vaho de prostitutas acicalándose
                                            REALISMO                               para la faena cuando la luna va mordiendo los linderos del cerro. Mucho menos
                                                                                   era ese bufido de escaleras pringosas, con agua de cloaca, por donde bajaban
                                                                                   esos espectros de la noche con ojeras patibularias para jugar ruleta rusa con la
                                           LIMPIO dE                               vida. Veía la realidad como una especie de pobreza desolada, con perros tensa-

                                                                                   dos en el hueso del hambre, de paisajes áridos con árboles secos (o sin hojas)
                                                                                   quebrados en la pesadumbre, de hombres y mujeres agujereados por el drama
                CÉSAR RENGIFO                                                      y la tristeza. Había como mucha soledad metafórica, como mucha desolación
                                                                                   lírica.
                                                                                     La pintura de César Rengifo, recuadrada en eso que críticos y especialistas
                                                                                   denominan como arte realista, se apegaba (o de alguna manera subrayaba) los
                                                                                   postulados ideológicos y sus puntos de vistas sobre las posibilidades sociales
                                                                                   y humanísticas del arte. En una conferencia del año 1954, titulada “El arte y
                                                                                   el estilo”, dictada en la Facultad de Agronomía de la UCV en Maracay seña-
                                                                                   laba: “El arte verdadero tiene sus raíces en el hombre y en sus circunstancias
                                                                                   históricas, sociales y geográficas; él es flores y frutos del árbol humano”. De
                                                                                   igual modo creía en el arte como una forma objetiva para educar o como él lo
                                                                                   escribió en la misma conferencia: “… el arte es indispensable para la forma-
                                                                                   ción espiritual de todo pueblo, y, por ello, desde él puede formársele para su
                                                                                   propia ruina. Y un pueblo que puede juzgar en su justo valor y contenido la
                                                                                   obra de arte, que pueda orientarse dentro de las corrientes artísticas que fluyen
                                                                                   y forman parte de su vivir, que pueda mirar el hecho artístico en sus propias
                                                                                   relaciones con la historia y la de la humanidad, será un pueblo mejor preparado
                                                                                   para evitar las influencias malsanas de manifestaciones artísticas mistificadas
                                                                                   que puedan deformar su conciencia; y, por otra parte, será un pueblo capaz de
                                                                                   exigir de sus artistas obras que contribuyan a desarrollárselas y fortalecérse-
                                                                                   las hacia el bien y el propio engrandecimiento”. Estos postulados de Rengifo
                                                                                   para algunos pueden resultar pueriles, pero para él eran ideas factibles que
                                                                                   intentó llevar a la praxis a través de su obra pictórica y de escritura. Lo escrito
                                                                                   por José María Salvador es pertinente: “… el pintor-dramaturgo caraqueño
                                                                                   abriga una confianza sin límites en las posibilidades redentoras del arte. Con
                                                                                   una ferviente fe de converso y un optimismo rayano en la ingenuidad creyó
                                                                                   que la obra de arte posee poderes eficaces para transformar de raíz y mejorar
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