Page 481 - Sencillamente Aquiles
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aquiles nazoa
levantó la alfombra,
rajó las almohadas,
y no halló ni huellas
del ave extraviada!
Compungido entonces,
al corral se marcha,
y allí de sorpresa
casi se desmaya,
pues la tal gallina
que por muerta daba,
no estaba tan muerta
como él la dejara:
así, sin cabeza,
sin pico ni nada,
la bicha, señores,
no solo escarbaba,
sino que la bicha
también cacareaba.
No ha habido en el Mundo
gallina tan rara:
el cuello le cortan
y sigue encantada.
En cambio, lo mismo
le hicieron en Francia
a toda una Corte
con todo y monarca,
¡y a los diez minutos
nadie cacareaba!
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