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¿Por qué se ha reducido el territorio venezolano?   Earle Herrera



 —Hay cierta prensa que, en lugar de erigirse en cátedra di-  prever que el vecino más subalimentado y subdesmejorado, bajo
 vulgativa y educativa sobre los términos y alcances del dife-  la presión demográfica trate de incorporarse y penetrar dentro
 rendo, no ha hecho otra cosa sino darle cabida a una cierta   de la economía de mayor nivel de vida, operándose una especie
 literatura chovinista y patriotera, que ha contribuido a crear el   de integración no convencional y que puede conducir a situa-
 complejo de «mutilación territorialista» de que padecemos, y   ciones explosivas, como la que ha ocurrido entre El Salvador y
 que prejuzga sobre cualesquiera fórmulas de solución al dife-  Honduras, en donde la primera, con la más alta densidad de po-
 rendo, considerándolo siempre como una posible o como una   blación, ha invadido a la segunda con mejor nivel de vida, dando
 capitulación más.  origen a guerras entre esas dos naciones.
 —Por otra parte, hay cierto sector de la prensa que le da a   En conclusión –apunta Colmenares Díaz–, debe ser preocu-
 este problema un tratamiento puramente geodésico, a base de   pación de nuestros hombres de Estado de ambas repúblicas,
 mapas y de gráficos que solamente tienen significado para cier-  tener la suficiente clarividencia y asimilar las experiencias his-
 tas capas limitadamente cultas de la población venezolana y no   tóricas para hallar una fórmula de integración sobre bases jus-
 cumplen la función pedagógica y divulgativa que por deber pa-  tas y verdaderamente compensatorias, o sea, encontrar fórmu-
 triótico deben llenar en torno a este problema. Por eso, lamenta-  las salvadoras para conjurar cualquier salida bélica que solo
 blemente, este vacío informativo es llenado por la histeria bélica   vendría a favorecer los espurios intereses de terceras potencias
 de algunos abogados que quieren adquirir notoriedad exaltando   extranjeras.
 las pasiones belicistas entre nuestros pueblos, o bien, dejando
 para las declaraciones de guerra de los botiquines la natural sus-
 picacia existente entre nuestros pueblos por diferencias territo-
 riales. En total, la prensa venezolana no ha estado a la altura del
 problema, ni la amarillista ni la otra.
 Pero, por lo demás, el diferendo con Colombia no es insolu-
 ble. Colmenares Díaz afirma que «puede arreglarse. Hay que ser
 optimista y abandonar ese complejo de ‘mutilación territorial’.
 Siempre hemos sido la parte perdedora, pero eso no quiere decir
 que siempre vamos a perder».
 Nosotros –agrega– debemos contemplar nuestros problemas
 con Colombia, que es una vecindad fatal impuesta por la historia
 y por la geoeconomía, dentro de marcos mucho más amplios y   Nota: Con el licenciado Adelso Parra y con el doctor ltalo Brett Smith sostu-
            vimos conversaciones informales sobre aspectos generales de las cuestiones
 teniendo como norte los profundos desniveles de vida que exis-  fronterizas. Sus opiniones concretas sobre ciertos puntos del tema tratado, es-
 ten entre nuestras dos entidades nacionales, por lo cual es de   tán incluidas en el cuerpo del reportaje.


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