Page 205 - La escena contemporánea y otros escritos
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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
efectos históricos de la guerra. Obran como si la guerra no hubiese roto
nada, no hubiese fracturado nada, no hubiese interrumpido nada. No
admiten ni comprenden la existencia de una realidad nueva. Los adhe-
rentes a la Segunda Internacional son, en su mayoría, viejos socialistas.
La Tercera Internacional, en cambio, recluta el grueso de sus adeptos
entre la juventud. Este dato indica, mejor que ningún otro, la diferencia
histórica de ambas agrupaciones.
Las raíces de la decadencia de la Segunda Internacional se
confunden con las raíces de la decadencia de la democracia. La Segunda
Internacional está totalmente saturada de preocupaciones democrá-
ticas. Corresponde a una época de apogeo del parlamento y del sufragio
universal. El método revolucionario le es absolutamente extraño. Los
nuevos tiempos se ven obligados, por tanto, a tratarla irrespetuosa y
rudamente. La juventud revolucionaria suele olvidar, hasta las beneme-
rencias de la Segunda Internacional como organizadora del movimiento
socialista. Pero a la juventud no se le puede, razonablemente, exigir que
sea justiciera. Ortega y Gasset, dice que la juventud “pocas veces tiene
razón en lo que niega, pero siempre tiene razón en lo que afirma”. A esto
se podría agregar que la fuerza impulsora de la historia son las afirma-
ciones y no las negaciones. La juventud revolucionaria no niega, además,
a la Segunda Internacional sus derechos en el presente. Si la Segunda
Internacional no se obstinara en sobrevivir, la juventud revolucionaria
se complacería en venerar su memoria. Constataría, honradamente,
que la Segunda Internacional fue una máquina de organización y que la
Tercera Internacional es una máquina de combate.
Este conflicto entre dos mentalidades, entre dos épocas y entre dos
métodos del socialismo, tiene en Zinoviev una de sus dramatis perso-
nae. 155 Más que con la burguesía, Zinoviev polemiza con los socialistas
reformistas. Es el crítico más acre y más tundente de la Segunda Inter-
nacional. Su crítica define nítidamente la diferencia históri ca de las dos
internacionales. La guerra, según Zinoviev, ha anticipado, ha precipi-
tado mejor di cho, la era socialista. Existen las premisas econó micas
de la revolución proletaria. Pero falta el orientamiento espiritual de la
155 Protagonista.
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