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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista


                 La ocupación del Ruhr creó en Alemania un estado de ánimo aguda-
              mente  nacionalista.  Favoreció,  por  consiguiente,  el  desarrollo  de  las
              facciones  fascistas  que,  desde  hacía  tiempo,  excitaban  contra  la  repú-
              blica alemana, y contra sus capitulaciones ante Francia, a los elementos
              accesibles a una propaganda jingoísta y guerrera. La carestía, el chômage,
              la escasez, la ruina del marco exasperaron, al mismo tiempo, la lucha de
              clases. Los comunistas trataron de empujar al proletariado a la Revolución.
                 Baviera era el foco de la agitación reaccionaria y monárquica. Las
              derechas tenían ahí el gobierno. Von Kahr ejercía el poder civil y Von
              Lossow el poder militar. A ambos les confirió el gobierno imperial una
              autoridad extraordinaria y dictatorial. Y ambos la usaron, para rebe-
              larse más de una vez contra el gobierno de Berlín, acusado por las dere-
              chas bávaras de excesiva subordinación a las influencias socialistas. El
              gobierno del imperio decretó, por ejemplo, la suspensión del diario de
              Hitler “Des Voelkische Beobachter”, dedicado a una propaganda desem-
              bozadamente insurreccional. Kahr y Lossow desobedecieron esta orden.
              Mientras sometían a los socialistas y comunistas bávaros a los rigores del
              estado de sitio, consentían la actividad subversiva de Hitler que incitaba
              y organizaba a sus brigadas fascistas para la marcha sobre Berlín.
                 Turinghia y Sajonia, en tanto, eran dos focos contiguos de agitación
              revolucionaria y comunista. El poder estaba en ambos Estados alemanes
              en manos de los obreros. Los antiguos ministerios social-democráticos
              fueron reemplazados por ministerios socialistas-comunistas. En Sajonia
              la cartera de gobierno fue entregada a un comunista. Y todos los minis-
              tros comunistas empezaron a usar sus posiciones en el gobierno como
              bases de operaciones revolucionarias.
                 Alemania parecía próxima a la guerra civil. Baviera clamaba contra
              la rebelión de Turinghia y Sajonia. Turinghia y Sajonia clamaban contra
              la desobediencia de Baviera. En Baviera se organizaba públicamente la
              reacción. En Turinghia y Sajonia se organizaba públicamente la revolu-
              ción. Prusia, social-democrática y centrista, decidió entonces contener,
              ante todo, la ola comunista. El gobierno imperial de Berlín sometió a
              Sajonia y Turinghia a la autoridad extraordinaria de un dictador militar.
              Y  exigió  la  destitución  de  los  ministros  comunistas.  El  partido  comu-
              nista contó sus fuerzas, compulsó sus probabilidades, amenazó con la


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