Page 18 - Historias mínimas de la Carta Magna
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LA VOZ QUE CURA
Es septiembre de 1999. Estoy en el patio del Palacio
Federal Legislativo. Desde unos 30 metros, camina hacia mí
una mujer que parece salida de los años 20, una visión kitsch
de tiempos idos. Vestido rosa, de anchos armadores almido-
nados. Zapatos fucsia, medias blancas, por debajo de las pan-
torrillas. Pelo corto, con un lazo violeta del lado izquierdo.
En la diestra enguantada, un grabador de periodista, pegado
de la oreja. Al estar a mi lado –no recordé conocerla- me co-
loca el aparato en el oído y, con atiplada voz de niña engreída,
me dice: “óigalo”. Sin duda, es Hugo Chávez, dando un dis-
curso. La maquillada mujer, con largas pestañas de muñeca
de plástico, prosigue: “Es él, nuestro Presidente, cuando estoy
H i s t o r i a s m i n i m a s de La Carta Magna do, como de otro tiempo.
deprimida oigo su voz y me recupero”. La miré extrañado y
sonreí. “Ah, ¿no me cree?”, me interpela y se va, como flotan-
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