Page 15 - Historias mínimas de la Carta Magna
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VENEZUELA ERA UNA FIESTA
Por aquellos días de 1999, por todos lados y en todos
los lugares se hablaba de la Constituyente con asombrosa
propiedad. El limpiabotas y su cliente –el “doctor”, pues-
se cruzaban opiniones como dos catedráticos de Derecho
Constitucional. La mujer llamada “servicio de adentro” y la
señora intercambiaban firmas –la patrona con un mohín pia-
doso- porque sus respectivos maridos se habían lanzado a la
Asamblea. Valía igual la rúbrica recogida en La Bombilla de
Petare que la pescada bajo el acuario del Sambil (aunque al-
gunos no terminaban de aceptarlo). El tema dejó de ser solo
la prédica de un comandante de paracaidista que clamaba en
el desierto, para pasar a copar todos los ámbitos, desde la
Guajira hasta el Esequibo.
Earle Herrera
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