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Guanipa Endenantico

Dije amigos. Sea propicia la ocasión para agradecer las

llamadas y mensajes de camaradas y compañeros mientras
estuve asomado a ese lugar donde nada se me ha perdido.
Como hablé de deporte, me reconfortaron las llamadas de Juan
Facendo, mi amigo, profesor de Educación Física y entrenador

de atletismo en las pistas del Liceo Briceño Méndez. Vaya tam-
bién mi gratitud hasta Rosita, su solidaria esposa. Si la infancia
de Antonio Machado “son recuerdos de un patio de Sevilla”,
las mías son las tardes en aquella pista de sol y tierra bajo la

mirada sabia de Juan Facendo, merecidamente consagrado en
el Salón de la Fama del deporte venezolano.

No lo pude evitar, pero aun en cuidados intensivos, me

asaltaron aspectos de cierto periodismo que se hace en mi país.
En medio de la gravedad, siempre estuve consciente de mi
obligado entorno. En aquella sala, los demás pacientes estaban
entubados, inconscientes o dormidos. Me dije que se necesita

ser bien miserable pare retratar a una persona en esa situación
y publicar su foto en un periódico. Eso hizo el semanario “6º
Poder” con el amigo y camarada Clodosbaldo Russián, que en
paz descanse, y lo desplegó en su primera página. Terrible para

sus familiares y amigos. Pura necrofilia crematística que supura
bajo los aspavientos de la “libertad de expresión”.

Venir de cualquier enfermedad es venir de uno mismo.

Somos vida y muerte a la vez. Por eso mi ficción se asoma a
esos estadios de la “no vida”, como la llama don Fernando Paz

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