Page 19 - Frutos Extraños
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| Frutos extraños |
Un día Gisela golpeó a otra niña. Recordé las veces que me han golpeado y
devolví el manotazo. Me miró desconcertada. No era la primera vez que yo la
golpeaba. Pero sí la primera fuera de nuestro cuarto. Cuando pequeña, muy
pequeña, Gisela se escaldaba entre las piernas. Era mi piel en la suya. No
sanaba. Su llanto me aturdía. Le di una nalgada. (Lo dice en voz baja, casi
susurra). Después prometí no golpearla y aunque no lo hago con frecuencia, no he
cumplido. Crecerá. ¿Me matará mientras duermo? No soy víctima, soy madre.
¿Hay algo peor que ser madre? (Baja la cabeza). La memoria es nube de polvo,
efeméride, madre sola. A Gisela le gusta la música. A mí el silencio, oír lo que cae,
el filo de los recuerdos que corta el aire y se hace mierda, el pasado de la niña. La
niña sola que me mantiene bajo mi nombre.
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