Page 518 - De mi propia mano
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andan por las inmediaciones, excepto unos treinta Granaderos que se han
dirigido a la provincia de tomina.
todas las cosas se han restablecido y las autoridades restituídose a
sus puestos. hasta ayer han llegado de Potosí y oruro más de trescientos
hombres de tropa, que al saber las novedades han marchado con una ce-
leridad grande a salvarme y a salvar las leyes. en Potosí había muy poca
guarnición, pero setecientos hombres vecinos de allí, se presentaron a tomar
las armas para cuidar del orden público, a fin de que toda la tropa viniese
a esta ciudad. el coronel blanco ha venido volando de la frontera a Potosí
con su regimiento pensando marchar para aquí, pero supo en Potosí el
restablecimiento del orden y me ha escrito una carta la más fina y expresiva
a la vez que llena de indignación contra los tumultuarios.
Debo decir en honor de chuquisaca que ninguna persona de respeta-
bilidad se ha mezclado en este alboroto; y que en medio de los malvados,
mi casa estaba día y noche llena de las personas decentes. las señoras
sobre todo y el clero me han mostrado una amistad y un afecto más allá
de cuanto yo pude desear. esto debía consolarme en medio de los ultrajes
que pretendían hacerme los facciosos. Se admirará ud. de saber que el
doctor olañeta era el consejero y el director de los malvados.
Mañana salen para tomina ciento cincuenta soldados a perseguir los
dispersos. así quedará perfectamente tranquilo el país y restablecido de
un escándalo de que todos están asombrados. Mientras tanto todo se com-
pondrá, mi brazo derecho está roto y necesitaré tres meses de curación para
usar de él. Será una fuerte lección para alejarme del servicio público.
Del batallón Pichincha marcharon el 15 de éste cuatro compañías a
embarcarse en arica; las otras dos salían luego. todo Bogotá se había ya
ido. así, pues, sólo queda por marchar la caballería en mayo.
Mi herida impide que ejerza el Gobierno y lo delegué el mismo día 18
en el consejo de Ministros conforme a la constitución. No desempeñaré
otro acto de la Presidencia que instalar el congreso y leerle mi mensaje.
Pienso abreviar la reunión del congreso.
adiós, mi querido General; por septiembre estaré en Quito, pero nadie
me hará emplear en servicio público. Llevo la señal de la ingratitud de los
hombres en un brazo roto, cuando hasta en la Guerra de la Independencia
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