Page 481 - De mi propia mano
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Juzgue usted con todo esto si tienen razón los argentinos de quejarse de
                 la indiferencia de los demás estados, o si sólo la tienen para quejarse de
                 su Gobierno. hubo un tiempo en que yo excité el entusiasmo del ejército
                 hasta ansiar con delirio ayudar a ustedes; pero usted convendrá conmigo,
                 en que el lenguaje insolente de sus papeles ministeriales, no era el que
                 podía conservar este sentimiento de amistad; y con todo eso aun nuestras
                 tropas no dejarían de prestarse con gusto si sus gobiernos tomaran parte
                 en la contienda.
                    agradezco infinitamente las complacencias que usted me hace al ha-
                 blar de mi admisión del mando de bolivia. usted habrá visto una ley que
                 ha resuelto se haga la elección de presidente del estado popularmente;
                 esta elección popular se verificará el 25 de este mes; y sus resultados, se
                 sabrán el 28 de octubre. el elegido estará garantido de la opinión pública,
                 porque tendrá los votos de todos los pueblos; y como se verifica en todas
                 partes en un mismo día, no habrá ya intrigas, y el presidente de bolivia
                 apoyado en la fuerza moral no necesitará ni fuerzas militares ni papeles
                 sediciosos, ni intrigas ministeriales para sostener su puesto. a lo menos
                 debe presumirse así del proceder noble y recto de este Gobierno al dejar
                 a los pueblos en la más absoluta libertad en las elecciones.
                    Por mi desgracia, todo el trabajo, todas las dificultades y todos los
                 disgustos y sinsabores que ha de tener el gobierno de bolivia, sucederán en
                 mi administración porque es cuando empieza a planificarse todas las cosas.
                 Para concretar mis incomodidades se ha vuelto a atravesar el negocio de
                 tarija por las imprudencias del señor Díaz Vélez, o de su gobierno argentino.
                 este negocio está dormido; y yo pensaba que durmiera hasta que un tratado
                 de límites lo trasare amigablemente, y aun así se lo había ofrecido al señor
                 Díaz Vélez, pero éste no sé qué intendencia alarmante le dio un párrafo
                 muy sencillo de la memoria del ministro del interior a este congreso; y sin
                 pedir explicaciones dio partes abultados (y que al desenlace del asunto le
                 harán poco aire a su ciencia diplomática) porque de resultas vinieron unas
                 protestas tan inoportunas y tan majaderas que alborotaron todo el asunto y
                 lo han llevado a un término bien desagradable. los tarijeños desconfiados
                 de la poca protección que habían tenido, y pensando que aquella protesta
                 era el ultimátum que lo obligaba a Salta o a esa República, a lo que ellos


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