Page 368 - De mi propia mano
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nos obstinados que los españoles no se habrían visto en el Perú, después
de ayacucho, los aparatos militares; pero estaban reservados al ejército
libertador la dicha y el placer de visitar los pueblos que fueran la cuna de
la libertad americana, y que admirase su heroico patriotismo.
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los acontecimientos del año pasado en estas provincias por la guerra
civil entre los españoles; los actos del jefe que abrazó el partido servil mos-
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trando de algún modo que su verdadero objeto era la independencia; sus
relaciones con las personas más acreditadas en la Revolución y sus últimas
protestas de amistad a S.e. el libertador, persuadieron al ejército unido
que en 9 de diciembre había absolutamente terminado sus operaciones. el
general olañeta, faltando a su palabra y a la buena fe con que lo conside-
rábamos, recordó que era español, y no contentándose con la suerte que
los destinos señalaban a estos países levantó en su desesperación nuevos
estandartes de guerra, forzando a nuestro ejército a una nueva campaña.
el libertador, persuadido de la sinceridad de olañeta me redujo en
sus instrucciones sobre el alto Perú, a exigir de este general su declaración
franca y formal por la independencia, dejando a los pueblos la libertad de
pronunciarse respecto de su gobierno como más conviniera a sus intereses,
y obedeciendo a la voluntad de ellos, expresada legítima y legalmente. tan
convencido estaba el libertador de que el jefe español abrazaría la causa de
américa, que por segunda y tercera vez se negó a dar otras instrucciones que
aquéllas. yo mismo lo creí tanto, que pensando en el descanso del ejército,
acantonaba los cuerpos al norte del Desaguadero, enviando mensajeros
que transigiesen y entendiesen en las condiciones que pidiera.
Repentinamente fui sorprendido con la invasión de las tropas de di-
cho general al departamento de Puno: entonces mi deber me señaló que
la defensa del bajo Perú exigía no tener más límites territoriales que la
destrucción total de los enemigos en cualquiera parte que estuvieran en
contacto con nosotros. Marché a la cabeza de algunos bravos, y colocado
al sur del Desaguadero, experimenté más que nunca, que mis respetos
políticos de traspasar los antiguos límites del Perú eran tan fundados
27. admirar.
28. General Pedro antonio de olañeta que abrazó el partido servil pero.
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