Page 344 - De mi propia mano
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a la costa, en el principio de este año. el brillo de las armas colombianas
                 han subido en ayacucho. Jamás, jamás, no solo podía pedirse tanto valor,
                 y una resolución tan heroica de nuestras tropas, pero yo deseaba tanto para
                 vencer. Ningún aplauso es bastante para elogiarlas. canterac, y Valdés me
                 dijeron, que nunca vieron las tropas francesas marchar con más audacia:
                 y que ellos han admirado la carga tan elegante, y firme que hizo nuestra
                 infantería y la intrepidez de nuestra caballería. en fin, todo, está acabado
                 por aquí; y el ejército acantonado, esperando ocasión de victorias. No sé
                 si en los intereses de colombia está la expedición a la habana. la he
                 propuesto desde febrero, y creo que con este ejército, y la protección de
                 nuestra marina se lograría esta brillante empresa. Si no hay expedición a
                 la habana solicitaré ir a Venezuela, a ver a mi familia, y a visitar a cara-
                 cas: caracas es país que yo quiero mucho, y que lo deseo para vivir; mas
                 es necesario un examen de su situación para resolverme a tomarlo de
                 residencia, y esto lo haré en el tránsito cuando vaya para cumaná: que es
                 adonde me llaman primero mis relaciones y mis deberes.
                    ya había sabido por una gaceta que ud. debía venir a bogotá como uno
                 de los directores generales de la hacienda nacional, y si no he aplaudido esta
                 promoción porque ud. se separa de su familia, me he alegrado mucho porque
                 en su nuevo destino, servirá muy útilmente a la República y mayormente en
                 el ramo más difícil de organizar, y sin el cual no existe el estado.
                    Muchas gracias por las noticias de todos mis amigos de trinidad, y
                 de caracas: ud. querrá saludarlos cuando les escriba, y asegurarles mi
                 constante estimación y mis recuerdos por ellos. Sir Ralph  James Woodford
                 me trató bien, y se lo agradezco, aunque fue malo con mis compañeros.
                 Sin embargo ud. querrá saludarlo si le escribe. Después de ayacucho el
                 número de nuestros amigos se habrá sin duda aumentado.
                    Repito mis cariños siempre muy cordiales, a su señora, y a la amable
                 Manuelita: a Guillermo mil expresiones y a toda su familia.
                    ud. reciba el afecto sincero, y las respetuosas consideraciones con que
                 soy su muy atento servidor y apasionado amigo.

                                                               antonio José de Sucre





                                           De Mi PRoPia MaNo
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