Page 196 - De mi propia mano
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V.e. y su ejército habiendo proclamado principios liberales no retro-
cederán a la época ominosa del año 14, ni pretenderán tampoco que la
américa, adelantada en su marcha hasta haber constituídose para sí misma
(excepto el territorio que V.e. ocupa) retrograde a recibir un rey absoluto
que del otro lado de los mares nos mande más como a esclavos que como a
hombres, o busque en una constitución írrita en sus elementos, injusta en
sus principios a nuestro respecto, e insubsistente en su apoyo, las mejoras
que disfruta de hecho por medio de instituciones dictadas en su propio
seno y que han sellado con su misma sangre. Nunca pensamos que V.e. y
su ejército quieran ser liberticidas de su patria y de la nuestra, porque V.e.
completaría la muerte de la españa si logrando echar cadenas a la américa
privase en ella a los patriotas españoles de un asilo de libertad y de una
hospitalidad generosa que les ofrecemos como a hermanos.
creemos que las últimas desgracias de las armas del Perú no se opon-
gan a las ventajas de una negociación: porque ni los guerreros que buscan
tras de la dicha de los pueblos se alucinan por el brillo de una victoria ni
nuestra situación es otra que la de hacer precario cualquier triunfo que
antes pudo creerse decisivo.
en las circunstancias en que la anarquía del gobierno de españa deja
a V.e. abandonado a sí mismo; al momento de abrir la campaña, en que
un ejército tal vez más numeroso que el que cubre desde Jauja hasta Jujui,
y sostenido por la opinión pública, puede obrar en masa con sucesos, al
ponerse a su cabeza el general bolívar para trazar la marcha por donde
la victoria siga las huellas de sus tropas; próximos a recibir la expedición
con que chile auxilia a los peruanos: cuando las provincias de la Plata
vencen los obstáculos para una cooperación general, estando en fin todas
las secciones libres de la américa desembarazadas de sus enemigos para
contraerse exclusivamente a la emancipación del Perú, y al ejecutarse una
simultánea acción de todos los pueblos meridionales del Nuevo Mundo
para exterminar los restos de los enemigos de su causa; entonces es que
hablamos a V.e. de transacciones y de paz.
Permítame V.e. indicar que no es mi intención al significarle nuestro
estado, figurarlo de un modo del cual nos prometamos que él solo nos
dé ventajas absolutas. Sabemos muy bien los azares de las batallas y de
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