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Abril de Golpe y Contragolpe Discurso del Presidente Hugo Chávez, 14 de Abril de 2002
Ese muchacho cumplió. Seguro regresó, buscó el papel, ahí aquella madrugada, les dije: “No, guárdenla porque
se lo metió no sé dónde, salió. No sé cómo pidió permiso yo no voy a renunciar. Soy Presidente prisionero, pero
de allá, y no sé cómo eso empezó a circular. Te felicito yo no renuncio”. Y sin embargo echaron a rodar aquello
Rodríguez. El apellido es Isaías. y lo leían, lo leían por los medios, como si estuviera fir-
mado. Vean cuántas mentiras.
Por cierto, que ayer por la mañana, tuve chance de ver,
en un televisor que un oficial me llevó prestado, y lo Pero bueno, es parte de las reflexiones que hay que ha-
puso allí. Yo estaba acostado en una camita y, bueno, cer, es parte de las reflexiones que hay que hacer. Yo
estaban diciendo allí en la televisión cuántas cosas también vi en alguna estación de televisión, en esas
¿no?. Yo estaba como queriendo dormir un poco y de horas, tuve varias horas un televisor ahí y estuve pen-
repente oigo una voz conocida: Isaías Rodríguez. Y me diente. Creo que fue ayer por la mañana. Entonces veo
paro como un rayo y me siento en la cama: “Voy a ver a una dama locutora, de una planta de televisión vene-
qué dice Isaías”. Y cuando terminó de hablar Isaías, en zolana, leyendo un papel, leyendo mi renuncia. Y por
verdad dos lágrimas afloraron aquí, a mis ojos, y dije: supuesto que ella sabía que eso era mentira, a menos
“Ahí está, un varón diciendo la verdad”. que se hayan falsificado mi firma. Pero como dijo Isaías
muy claramente: “Yo quisiera ver la renuncia firmada
Y esas declaraciones de Isaías fueron una señal, fueron del Presidente. ¿Dónde está?. Y aún así eso requiere
un rayo en aquel vendaval de mentiras, a mí sí es ver- todo un procedimiento”.
dad que me pusieron en la mesa una hoja que decía: Re-
nuncia. Yo no la leí. Les dije a los señores que estaban Pero en fin, reconocer al Fiscal General, su coraje. Por-
que además lo hizo mientras estaban deteniendo gente,
sacando Ministros de su casa, esposado, sacando gober-
nadores a empujones de las Gobernaciones, es decir,
toda una avalancha de odio que ojalá más nunca llegue
a nuestro país.
Y yo aprovecho para hacer un llamado a quienes me
adversan: Ustedes venezolanas, ustedes venezolanos
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los cambiar, ojalá. Pero ustedes no pueden adversar
esta Constitución, porque esto es un libro para todos,
es como el “Popol-Vuh”, aquel libro de los mayas, el “Po-
pol-Vuh” el libro de todos, el libro de la comunidad.
Tienen que reconocer todo esto, y sobre todo algo,
¡ah!. Oye, no se dejen envenenar, no permitan que