Page 119 - Todo César: Panorama de vida y obra
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(…)
Aquí está el compañero deletreando en voces y gestos
una rebeldía que no cabe en la simplicidad de las palabras.
La espiga íntima de su verdad aroma oídos sordos
y refresca pechos sudorosos de opaca resignación.
El compañero llegó en un alba colorida y rumorosa.
Las mujeres y los niños despertaron su asombro desteñido
al sentir en sus carnes tostadas un roce blando de luz.
¡El compañero llegó!
¡Eran los pechos acercándose, comprendiéndose!
¡El compañero era: la armonía total en su regreso!
(…)
¡Cúrvate, compañero, hacia la tierra y siembra tu vida!
¡Golpéate en la lucha y despierta tu fe!
Porque vendrá un amanecer sin odios
y en él será luz y amor el brote de tu semilla.
Por lo que es un total y no tú solo.
¡CÚRVATE, COMPAÑERO!
(…)
Cúrvate y verás que al lanzar tus pasos firmes adelante,
grabarás con tus huellas de infinito a infinito
despertando un eco largo, simple, humano,
esta sola palabra: ¡HERMANO!
¡Cúrvate, compañero, y da un sacrificio en tu vida!
[“Voces al compañero”, de Ala y Alba, 1937]