Page 387 - Sencillamente Aquiles
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aquiles nazoa


                     el cura:
                     Pero vieja, eso es un lío
                     que no lo brinca un venado.

                     julieta:
                     ¡Ay, padre, por compasión!

                     el cura:
                     Vamos, no, no llores tanto;
                     acuérdate que del llanto
                     solo queda la hinchazón.


                     Siéntate y para la oreja…
                     Tengo un plan de salvación
                     que no sé si es de tu agrado,
                     pues da muy buen resultado,
                     pero muy mala impresión.

                     julieta:
                     No importa, estoy decidida.


                     el cura:
                     ¿Lo estás? Entonces, querida,
                     pon estos polvos en agua
                     y empújate una pichagua
                     después de cada comida.

                     Esto te va a provocar
                     tanto sueño, hijita mía,
                     que mañana en todo el día
                     no te vas a despertar.



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