Page 154 - Historias mínimas de la Carta Magna
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ALTA EMPALIZADA




                    La Cuarta República hizo lo imposible por prolongar
             su agonía, no se quería ir. Recurrió a lo legal, a los poderes
             fácticos, a las tramoyas, a lo patético y a lo cómico, cuya fron-
             tera es desoladora. Un día sus diputados y senadores llegaron
             al Palacio Federal Legislativo y lo encontraron cerrado. Dis-
             cutieron con la guardia y ante la negativa de abrirles, deci-
             dieron saltar las verjas que el general Guzmán Blanco mandó
             decorar tan decimonónica y primorosamente. Era un espec-
             táculo ver, en vivo o en diferido, a unos enfluxados adultos
             mayores y a unas entubadas damas bien peinadas escalando
             aquellas rejas. Un zamarro y socarrón constituyente campe-
      H i s t o r i a s   m i n i m a s  de La Carta Magna
             sino, murmuró: “Ujú, está alta esa empalizada”.












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