Page 42 - De mi propia mano
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dadanos coroneles Martín coronado y Sebastián blesa, tenientes coroneles
                 Pedro Flores y Manuel Mattos, capitán Juan José arguindegui, y teniente
                 comandante de artillería e ingeniero antonio Sucre, al honorable diputado
                 del congreso José ignacio Zenón briceño y al insinuado señor Robertson,
                 los que juntos y después de leídos los expresados oficios y el del gobierno
                 de cumaná de 28 de junio que condujo el honorable ciudadano briceño,
                 relativo a la marcha de sus tropas acantonadas en esta ciudad para la re-
                 unión con el general Villapol, por tierra, después de oído el razonamiento
                 del señor Robertson, sobre el estado en que se halla nuestro Generalísimo
                 y su ejército, y la necesidad que tiene de grandes y prontos socorros, lo que
                 expuso sobre estos mismos fines en virtud de las amplias facultades con
                 que se halla del Supremo Poder Federal el honorable ciudadano briceño,
                 seguida la discusión y oída la opinión de todos los vocales, resultó por
                 unanimidad de votos que se procediese inmediatamente al embarque
                 de todas las tropas que se hallaban de la República de cumaná para el
                 puerto de la Guaira y que se completase hasta el número de quinientos o
                 más, si se podía de las de ésta, dándoles las armas y cananas que dejaron
                 más de doscientos desertores de los cuatrocientos y pico que han venido
                 de cumaná con sólo veinte y un cartuchos con bala cada soldado para
                 defenderse en la navegación hasta aquel puerto en caso de ser atacados,
                 respecto a ser pocas las municiones de guerra con que se halla esta plaza;
                 y habiendo manifestado al ciudadano coronel comandante coronado,
                 que tenía orden de su Gobierno para que quedasen cien hombres en esta
                 plaza, a pesar de conocer que cuando la recibió su fuerza se componía
                 de cuatrocientos y más hombres y que en el día no tenía doscientos, le
                 parecía que debía cesar aquella causa y remitirse toda la tropa con que
                 se encontraba, pues pronto sería reemplazada, dando aviso como daría
                 a aquella capital; pero que no obstante lo hacía presente, moviéndolo a
                 ello la urgente necesidad del auxilio que se pedía, lo que tomado en con-
                 sideración el consejo acordó en los mismos términos que propuso este
                 jefe para no retardar ni minorar la fuerza que debe marchar. Que aunque
                 debe darse al desprecio las noticias comunicadas sobre la entrada de los
                 enemigos en cúpira y de la remisión del comisionado a camatagua, por
                 saberse oficialmente según expuso el honorable ciudadano briceño que el


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