Page 409 - De mi propia mano
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también me presentó el 9 el general Santa cruz la medalla que me
decretó la asamblea general de esta República del alto Perú el 11 de julio,
que también es una memoria que me lisonjea, porque está acompañada del
amor de los pueblos, que en todas partes se me muestran muy agradecidos.
esta medalla les ha costado otros seis mil pesos.
tuve la unanimidad de votos de la asamblea para la presidencia de la
República, pero como el libertador se halla aquí y la República no está aún
reconocida, él ejerce el gobierno. el libertador ha convocado el congreso
constituyente aquí para el 19 de abril y pienso que se haga nueva elección
para ver si así me excusan. Sin embargo si me dan sus votos la aceptaré,
tanto para manifestarle gratitud cuanto por complacer al libertador que
está empeñado en ello. y porque además debo ver si se consolida este país
que tan enteramente se ha puesto en nuestras manos. Sin embargo, si me
quedo será por sólo un par de años, pues mi afección y mi interés mismo
está por Quito.
Para quedarme aun necesito el consentimiento de colombia con el
cual se cuenta, porque no hay el menor obstáculo que lo embarace.
Desde la Paz no sé de Mar... ni yo mismo sé de mí, respecto de ella.
ud. nada me dice relativamente a lo que le he indicado en mis últimas
cartas. conservando para ella el cariño y los sentimientos que le tenía por
marzo del año 23, estoy en la más grande vacilación. De un lado mi estada
por estos países, la guerra que aún puede tener lugar puesto que no se halla
reconocida la independencia, mi incertidumbre en todo me detiene: de otro
lado mi delicadeza que ella crea mala fe de mi parte, retardo u otra cosa
me determina librarnos de compromisos y a esto se opone el cariño que
tengo para ella, mas me viene la idea de que ella misma querrá romper estos
compromisos o los supone ya rotos. Después de tanto tiempo de ausencia
no he tenido una carta que salve mis dudas y que entre en explicaciones;
el silencio que ha guardado me hace más creer que desea terminar toda
relación, en fin yo estoy en la más grande indecisión. he escrito a ella
desde la Paz dejándola en absoluta libertad para resolver lo que quisiera,
y fui bien franco para confesarle que yo mismo no sabía cuándo volvería
a colombia, después de mi oferta al libertador de acompañarlo por estos
países todo el tiempo que quisiera.
biblioteca ayacucho
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