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Abril de Golpe y Contragolpe                                                              In memoriam


           y Agustina Carneiro, soldado que cumplía el juramen-
           to de defender la patria que bien aprendió en la Aca-
           demia Militar y que sembró en su alma como principio
           de vida.

           ¡Honor y  gloria  al general  de  la lealtad, Jorge  Luis
           García Carneiro!.






                                                                                               Aristóbulo Istúriz,

                                                                                               un maestro templado
                                                                                               como el acero







                                                                                               Los sucesos del 11, 12 y 13 de abril de 2002, marcados
                                                                                               por la traición y el entreguismo pusieron a prueba la
                                                                                               lealtad y la valentía de los revolucionarios para defen-
                                                                                               der la patria; en este episodio de nuestra  historia, ne-
                                                                                               cesario es hablar del profesor Aristóbulo Istúriz Almei-
                                                                                               da, uno de los imprescindibles que estuvo del lado del
                                                                                               pueblo vencedor, un maestro templado como el acero.

                                                                                               El “profe” fue clave para elevar la conciencia revolucio-
   326                                                                                         naria, la organización y la movilización. Nadie podía      327

                                                                                               hacerlo mejor. Él, un pedagogo  robinsoniano y boliva-
                                                                                               riano, se aceró en las aulas de clases y en las calles, al
                                                                                               fragor de las luchas sociales. Justamente, por su com-
                                                                                               promiso con la mayoría de los venezolanos, es que supo
                                                                                               interpretar y actuar en medio de las peligrosas circuns-
                                                                                               tancias que caracterizaron el golpe de Estado del 2002
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