Page 751 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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            En la apacible Bogotá de 1948, abril no tenía el olor de la primavera;
          por el contrario, venteaba la característica fetidez del mal. La presencia
          del general gringo George Marshall y John McCloy, gerente del Banco
          Mundial, con los cancilleres de los países latinoamericanos en la Nove-
          na Conferencia Panamericana presagiaba mal augurio. En paralelo, se
          desarrolla una reunión de estudiantes latinoamericanos donde destaca

          la presencia de un joven cubano llamado Fidel Castro. Este contexto lo
          narra Eduardo Galeano:
               En los campos colombianos se libra a tiros la guerra entre con-
             servadores y liberales; los políticos ponen las palabras y los cam-
             pesinos ponen los muertos. Y ya la violencia está llegando hasta
             Bogotá, ya golpea a las puertas de la capital y amenaza su rutina
             de siempre, siempre los mismos pecados.

            Cuando Jorge Eliézer Gaitán se paraba frente a la multitud se trans-
          formaba en tribuno bolivariano del pueblo: “La voz de Gaitán desata al
          pueblo que por su boca grita. Este hombre pone al miedo de espaldas”.
          Ese 9 de abril, Fidel Castro iba a reunirse con Gaitán cuando:

               … a poco andar escucha ruidos de terremoto y una avalancha
             humana se le viene encima. El pobrerío, brotado de los suburbios
             y descolgado de los cerros, avanza en tromba hacia todos los lu-
             gares, huracán del dolor y de la ira que viene barriendo la ciudad,
             rompiendo vidrieras, volcando tranvías, incendiando edificios:
               —¡Lo mataron! ¡Lo mataron! Ha sido en la calle, de tres bala-
             zos. El reloj de Gaitán quedó parado a la una y cinco.


            En la embajada estadounidense de Bogotá celebran con champán el
          asesinato. Todo les ha salido a la perfección una vez más. “El presidente,
          Mariano Ospina Pérez, manda proteger la casa del general Marshall y
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          dicta órdenes contra la chusma alzada” .

          [23]_ Eduardo Galeano. (1986). Memoria del fuego. Vol. III. El Siglo del Viento.
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