Page 601 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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          y entrega en el terreno del enfrentamiento bélico, en el cual se unen
          neogranadinos y venezolanos como una totalidad, en busca de la inde-
          pendencia de Venezuela.
            Bajo esta premisa se suscitan las batallas de Taguanes, Mosquitero,

          Araure, en las cuales además del ingenio de Bolívar como estratega, so-
          bresalen las habilidades como conductores de tropas de Ribas, Cedeño,
          Urdaneta, Campo Elías, José Antonio Anzoátegui, entre otros.

            En muchas de ellas, Anzoátegui se luce por su entrega y disciplina
          como jefe de las tropas de la retaguardia. En cualquier posición que le
          correspondió desempeñar en el fragor de la guerra independentista, su
          disciplina constituyó su gran estandarte.

            En el  transcurso  sinuoso  de  este  proceso  independentista  del  año
          1813, se observa a un Simón Bolívar acompañado por sus mejores
          hombres a lo largo de la Campaña Admirable. Más adelante, al declarar
          la Guerra a Muerte, siguieron a su lado en esta decisión que muchos
          historiadores han cuestionado otros han provocado reflexiones que de-

          jan entrever la pertinente respuesta que el Libertador debió ejecutar,
          entre ellos Rufino Blanco Fombona expresa:
               … la Guerra a Muerte, proclamada por Bolívar el 13 de junio
             de 1813, era ya, por desgracia, un hecho impuesto por la fero-
             cidad de la lucha, y al cual se sustraían solo algunos hombres
             excepcionales, tanto en el campo realista como en el patriota. Si
             fuéramos a buscarle un responsable personal, sin duda señalaría-
             mos a Monteverde, porque fue el primero que rompió en forma
             brutal el respeto a las leyes, la confianza en los tratados y jura-
             mentos (…) y todo sentimiento de solidaridad humana y hasta
             de simple compasión. A su cargo podríamos poner también los
             atropellos a la población civil, las extorsiones que realizaban sus
             favoritos, y el ambiente de terror y de humillación que por pri-
             mera vez se conocía en Venezuela. Y es indudable que todo eso
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