Page 478 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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               Francia y España habían quedado diezmadas luego de las respectivas
             guerras contra Napoleón y de los alzamientos en América, que hirieron
             de muerte a la monarquía española. Estas circunstancias eran las que
             motivaban al imperio ruso a fijar su vista en América mediante lo que
             el zar llamaba “acción concertada” de la Santa Alianza, que nunca llegó
             a tomar forma por la situación desfavorable que observaba en torno a

             la guerra liderada por Bolívar, de quien llegaban reportes noticiosos
             desalentadores para la coalición santa.
               Las inversiones de los ingleses en la Guerra de Independencia en Su-

             ramérica y la constante advertencia del gobierno de EE. UU. sobre el
             riesgo de una intervención de la Santa Alianza en Suramérica, reducían
             las posibilidades de los rusos para lanzarse a una aventura sin contar
             con el acompañamiento de otros monarcas europeos. No obstante, las
             barbas de Alexander I, zar de Rusia las peinaba la incertidumbre de sus
             propósitos por hacerse de los recursos suramericanos que Humboldt
             había descrito para Prusia en su bitácora científica a principios del si-

             glo XIX y que se convirtió en información sustantiva sobre los medios
             y recursos materiales que disponían estos vastos territorios y que eran
             deseados por los poderosos monarcas de la Santa Alianza.

               Para finales de 1819 la suerte de España en Suramérica estaba marca-
             da hacia una derrota que ya no podía contar con el amparo de Rusia, a
             quien debía junto a los ingleses los empréstitos de la guerra que finan-
             ciaron para el retorno de Fernando VII al trono.
               Los territorios disponibles en Suramérica para su distribución fue-

             ron repartidos entre Gran Bretaña, Francia y Holanda (las Guyanas,
             Belice y algunas islas del Caribe), mientras que los EE. UU. enfocaron
             sus esfuerzos sobre una política invasiva hacia los territorios continen-
             tales que España fue vendiendo en mayores dimensiones por menor
             cantidad de dinero.
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